lunes, 3 de junio de 2013

Capítulo decimocuarto.

Lo siento muchísimo, no sabéis cuánto... Siento haber estado un mes sin publicar, pero he estado estudiando y muy liada con todo. Prometo que no volverá a pasar. Espero que no hayáis dejado de leer la historia de Christine Phoinix. Bueno, yo os dejo el capítulo decimocuarto. Espero que os guste:) Pd: me disculpo una vez más.

Capítulo decimocuarto.
Abro los ojos y me levanto de la cama sin rechistar, no tengo más sueño. Abro la ventana del balcón. Veo todo Ristow, pero no está como siempre. Grandes filas de millones y millones de personas andan a la par hacia el horizonte. Me inclino sobre la barandilla del balcón y me pongo de rodillas sobre él. Me acerco poco a poco hacia el borde hasta dejarme caer.
Lo último que veo antes de despertarme es el grisáceo suelo a dos o tres milímetros de mí. Me doblo bruscamente hacia adelante. Estoy sudando y tengo lágrimas en los ojos. Parecía tan real…
En cuanto me recupero, miro mi alrededor. Estoy en casa. Alcanzo el despertador con la mano y veo la hora. Aún son las cuatro y cuarto de la madrugada. Pero no quiero dormir más, tengo miedo de que vuelva a aparecer el mismo sueño. Y no me gustaría ver la continuación.
Hago memoria. Estoy en la segunda fase del entrenamiento. En cuanto termine todas las fases empezaré con la primera prueba que decidirá si soy una de las dos personas que habitarán las cápsulas en el fin del mundo. Sé que no voy a conseguirlo. Todos están muy raros últimamente, especialmente Tiya, mi mejor amiga, y Marcus. Y, por supuesto, Kate, o como he decidido llamarla yo, Kill.
Me quedo pensando boca arriba en la cama, luchando para no dormirme. Hasta tengo que ir una vez a echarme agua fría en la cara. Pero de nada sirve. Vuelvo a cerrar los ojos, pero esta vez no sueño nada. Sólo negro.


A la mañana siguiente, Kill me despierta. Sigo la rutina que tengo desde hace pocos días y vamos al pabellón de entrenamiento. Hoy toca la tercera fase. Siento algo extraño al entrar por la puerta y ver a toda esa gente esperando para entrar en sus salas privadas. Se me revuelven las tripas. ¿Será miedo? No. Yo no tengo miedo. Yo afronto las situaciones. O a lo mejor… Eso es lo que creo que hago. Quizás no me conozco a mí misma. Quizás me estoy juzgando sin saber nada. ¿Soy realmente como creo que soy? ¿O soy alguien diferente a quien yo creo ser?

2 comentarios:

  1. Nooooo... apenas descubrí tu blog hoy y ya terminé lo que has escrito :(.

    Esperar es una dulce agonía... ¡pero hasta cuando avanzará la historia!

    Suerte niña y sigue con ese don e imaginación que tenés :3

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  2. Gracias:) Hoy publicaré otra vez, e intentaré hacer capítulos más largos:)

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