jueves, 18 de abril de 2013

Capítulo duodécimo.

Aquí publico el capítulo número doce. Siento haber tardado tanto. Espero que os guste.



Capítulo duodécimo.

Cuando me despierto y me arreglo, voy directamente hacia el pabellón de entrenamiento junto a Kill. Como ayer, nos dan las armas y volvemos a nuestra pequeña sala en la que entreno para el fin del mundo. Vuelvo a colocarme en posición de salida y cojo el papel azul cielo del suelo. En esta parte del entrenamiento, la segunda, hay dibujado en el papel una especie de bosque en llamas. No me gusta nada lo que veo. Parece muy difícil, porque lo mas seguro es que sea sobrevivir a un incendio en mitad del bosque… Y no sé hacer eso. Bajo la imagen, pone: sobrevive sin sufrir una quemadura letal en dos horas. Suerte.
Me adentro en el bosque. Todo parece tranquilo. En cualquier momento todo empezará a arder, lo sé. Lo mejor que sé que puedo hacer es subirme a un árbol, y eso es lo que hago. Encuentro un árbol que parece grande y fuerte, y apoyo el pie derecho en un saliente del mismo. Agarro con todas mis fuerzas la rugosa corteza con las manos, y apoyo el pie izquierdo en otro saliente. Voy impulsándome poco a poco hasta que llego a la primera rama. Me cuelgo de ella con los brazos sin separar los pies de la corteza, y pruebo su resistencia. Creo que soportará mi peso. Trepo un poco más hasta llegar con las caderas a la altura de la rama. Hago un pequeño y último esfuerzo y por fin, logro subirme sobre ella. Sólo me queda esperar a que todo arda. Y no tarda mucho. 

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