jueves, 28 de marzo de 2013

Capítulo octavo.

Aquí pongo el octavo capítulo. Por la noche seguramente publicaré el noveno. Disfrutadlo.



Capítulo octavo.

Veo como la inmensa ola de agua se acerca con una velocidad impresionante hacia mí. Sumergirme no me va a servir de mucho, pero es lo único que puedo hacer. Aunque si la ola me estrella contra el bordillo, estaré perdida. Así que me adentro lo más rápido que puedo en el mar. Pero el tsunami viene demasiado rápido, y sólo me da tiempo a avanzar unos diez metros. Cojo todo el aire que puedo y me sumerjo tanto que toco el suelo con las manos. Espero a que la ola llegue y, cuando lo hace, la fuerza del agua me empuja y me estrella contra la pared de piedra. No me adentré lo suficiente. El golpe me deja exhausta, pero no me desmayo. Me he dado en la cabeza y en el brazo derecho. Lo más probable es que me lo haya roto. Me duele muchísimo y no puedo moverlo. La cabeza me duele mucho y casi no puedo pensar. Me quedo sin aire. Muevo el brazo que me queda y las piernas, y vuelvo a emerger. Cojo aire, por fin. El agua vuelve a estar tranquila. He sobrevivido, he sobrevivido a un tsunami. Pero me he roto el brazo. Cojo una de los botes de medicina de mi cinturón y me lo tomo. El dolor desaparece tanto de mi brazo como de mi cabeza, y ya puedo moverlo y pensar de nuevo.
-Felicidades, Christine. Has sobrevivido a la primera parte de esta sección de entrenamiento. Llevas en el agua una hora y media. Te falta sobrevivir las siguientes siete horas y media. Suerte-me sobresalto al oír la voz que sale de uno de los altavoces de alrededor mío.
Tengo hambre. Busco en mi cinturón las píldoras del hambre, pero han desaparecido. Entonces recuerdo lo que ponía en el papel azul cielo: “sobrevive nueve horas. No hay animales acuáticos peligrosos, sólo peces grandes y pequeños que tendrás que cazar si quieres comer. Buena suerte.”
Tendré que cazar. No sé cazar. Creo que voy a tener que quedarme sin comer.
Pasan las horas, y me canso. Llevo demasiado rato moviendo las piernas y los brazos. Ya no siento nada. Necesito un lugar donde hacer pie.
Voy nadando, poco a poco, buscando un lugar para descansar. Nado unos cuarenta minutos, y llego al otro extremo del mar artificial que Skeyndor me ha propuesto superar. Al llegar al bordillo, noto arena bajo mis pies. Por fin un lugar para descansar. Y allí me quedo hasta que anuncian:
-Quedan diez segundos. Nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno… ¡¡Enhorabuena!! Has sobrevivido.

4 comentarios:

  1. Hola! Quiza te moleste un poquito que sea yo, y no una fan de esas que tienes por todo el mundo. Bueno, pues yo, quieras o no, estoy aqui para darte animos. Porque menuda ¡Mamma mia! Menuda imaginacion tiene mi españolita, eh? Que valla libro esta escribiendo! Bueno hermanita, que sigas y que no pares, que tienes un don para esto, y no puedes despediciarlo. Un besoo:))

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajajajaja gracias:) Si, sobre todo fans por el mundo jajaja ¡Prefiero que seas tu mil veces más! Claro que no voy a parar, y menos si tu eres quien me lo dice;) Te quiero mucho, mucho, mucho mi italianini. Eres encreíble:)

      Eliminar
    2. No hay que darlas hermanita, es la verdad(; ¡Pues claro que tienes un montón! ¡Si tienes visitas por todos lados! Jajaja gracias, cariño:). Eso, eso, así me gusta, siendo obediente jajaja. Yo si que te quiero españolita, eres ÚNICA.

      Eliminar
  2. Normal que guste tanto por aquí lo que escribes, prima. ¡Menuda cabeza la tuya! Me encanta, de verdad. Por cierto, lo siento pero te he copiado la idea de subir lo que se escribe, que al final se acaba perdiendo todo. Lo dicho, muy buena la historia, muy relista y que sigas porque ya me he picado, eh?

    ResponderEliminar